martes, 18 de enero de 2011

Y sigue pasando el tiempo, sin darnos cuenta que, crecimos, triunfamos en algunas metas que teníamos en mente y no esperamos a que aquellas oportunidades aparezcan solas, sino que simplemente las buscamos. Y sigue pasando el tiempo, sin darnos cuenta que, pudimos ver aquellos problemas que no veíamos antes y encontrarle una posible solución sin escaparnos carcomiéndonos la cabeza. Y sigue pasando el tiempo, sin darnos cuenta que, descubrimos que nuestros rivales son nuestras debilidades y había que superarlas para poder seguir adelante sin miedos. Y sigue pasando el tiempo, en donde uno se tiene que animar a probar las cosas nuevas corriendo ese riesgo negativo cuando nos ponemos a pensar a la hora de decidir si actuamos o no. Y sigue pasando el tiempo, hasta que nos dimos cuenta que de nada sirve decirse a sí mismo o a la hora de pedir un deseo: “que lo próximo sea mejor que lo anterior”; que solo nosotros podemos cambiar como personas y no esperar de la nada que lo sea por arte de magia. Y sigue pasando el tiempo, en donde pudimos comprender que las personas no van a actuar o sentir o lo que fuere de la misma manera que lo hacemos nosotros. “Ama y acepta a uno por como es con sus diferencias y virtudes, contrarias a las tuyas”. Y sigue pasando el tiempo en donde nos damos cuenta que si uno mismo no mejora por su propio bien nadie lo va a ser.
En la vida no todo cambia, solo se mejora o empeora. Está en nosotros decidir si queremos lograrlo o no. Si queremos triunfar o no. Si decidimos dar el primer paso o no. Si queremos ser diferentes por nuestras cualidades o destrezas. Si queremos ser el punto de atención por aquellas personas que necesitamos para ser reconocidos y nombrados.
Está en nosotros primero aceptarnos por cómo somos y luego interesarnos en el resto.
Está en nosotros hacer nuestro propio camino para luego marcar y guiar el del resto.